EL PAIS: UNA CATALUNA FUERA DE LA UE PERO NO USANDO EUROS

El planteamiento del presidente de la Generalitat, Artur Mas, de mantener el euro en Cataluna, pero estando fuera de la UE, conduce a un imposible financiero. Nada impedirìa a una Cataluna independiente adoptar el euro -o el dòlar- como moneda oficial. Otra cosa es si la divisa constituye un mero instrumento de compraventa en la calle o es, en realidad, algo mas: una herramienta politica y monetaria fundamental, que risponde a las necessidades del pais. Al salir de la Union Europea, Cataluna se colocarìa automaticamente en el primero supuesto, con una moneda ajena, sobre la que no tendrìa ningun control, que dificilmente permitirìa atender las necesidades  financieras de sus empresas y bancos.

Hay dos tipos de paìses que emplean ya el euro sin partenecer a la Union Europea. El primero, el de los mini-estados de Andorra, San Marino, Vaticano y Monaco, que acceden a la moneda a través de acuerdos con otro paìses miembros. El segundo caso es el de Kosovo y Montenegro, territorios que carecen de vecindad con paìses comunitarios y que adoptan la moneda europea como sìmbolo del futuro al que aspiran dentro de la Union. Probablemente ninguno de los dos precedentes -en el primero, territorios fiscalmente opacos, y en el segundo, sociedades con heridas de guerra y muy alejadas de los estandares europeos- constituya un espejo en el que desee mirarse Cataluna.

La falta de voz sobre la toma de decisiones que afectan a la situacion economica mermarìa la capacidad de Cataluna de regir su economia. Si el consejo del BCE decide que es necesario estimular la economia -y en cambio en Cataluna ocurre todo lo contrario: conviene enfriarla-, las autoridades del nuevo paìs non podrìan hacer nada por evitarlo.

Argentina y Ecuador reflejan bien los peligros de emplear una moneda sobre la que no tiene potestad. Ecuador adoptò el dolar como moneda legal en el ano 2000 y aun no la ha abandonado, pero el gobierno de Rafael Correa lo considera un error que les perjudica, por ejemplo, para firmar acuerdos comerciales. Tambien la dolarizacion de Argentina, en los anos noventa, estuvo plagada de problemas: acabò en el corralito.

(Lucia Abellan/El Pais)